Varios
Ya pasó el ansiado Black Friday, un día de descuentos muy jugosos en la mayoría de tiendas online y cada vez más en las tiendas física. Hasta la tienda de barrio de toda la vida se ha apuntado al carro de la moda americana. Y yo, como suelo hacer todos los años, no deje pasar la oportunidad de comprar una cosa que estaba en mi lista desde que me independice, un robot aspirador.
El pasar la aspiradora es una de las tareas, junto con lavar los platos, que más odio de esta nueva etapa en la que me encuentro. Y es que se vive muy bien cuando tenemos a nuestras madres haciendo todas estas tareas, pero desde el principio tuve claro que si me independizaba iba a ser con todas las consecuencias.
Y una de las primeras cosas que hice cuando compre el piso es incorporar un lavavajillas, así por lo menos una labor ya estaba cubierta.
Así que, después de lo cómodo que resultaba que una máquina hiciese el trabajo por ti, empecé a plantearme comprar un robot aspirador. Por ese motivo y porque las bolas de pelusa ya empezaban a doblar su volumen y amenazaban con amotinarse contra mi y echarme de casa.